Visenya
Orys se unió a su grito al alcanzar el éxtasis. “¡Por
los Dioses! “– Exclamó Orys aún debajo de ella. Visenya no pudo contener una
carcajada.
- ¿Te ha gustado? – dijo mordiéndose el labio con una sonrisa
picarona.
- Cabalgáis mejor que un Dothraki – dijo agarrándola por la
cintura.
- Por favor... yo monto dragones, no mansas yeguas – dijo – Y desde
luego también se montar ciervos – dijo revolviéndose la melena con las manos y
contoneándose de nuevo sobre él.
Se
terminó la copa de vino y se puso la capa de viaje cubriéndose la cabeza. El
sexo con Orys siempre era placentero, justo lo que necesitaba antes de la
batalla de por la mañana. Pero ahora, debía volver a su tienda antes de que
alguien notase su ausencia. Se despidió de Orys y salió de la tienda. La noche
era despejada. Un buen augurio sin duda para la batalla.
Habían
llegado a las cercanías de Bastión de Tormentas esa mañana. Sin duda había sido
una marcha larga desde el norte. A cada paso del camino algún Lord, vasallo de
Argilac les salía al paso. Fue en la quinta ocasión cuando los pillaron
agotados y lograron vencerlos. Retrocedieron, retirándose y sus adversarios se
creyeron vencedores. Al amanecer del día siguiente todos ellos fueron reducidos
a cenizas. Nadie vencía a un dragón y vivía para alardear de ello.
Pasó
con cuidado cerca de una tienda y la rodeó. Así, oculta entre las sombras se
iba deslizando con cuidado por el campamento. Estaba cerca de su tienda cuando oyó
un ruido tras ella. Por el rabillo del ojo vio una sombra deslizándose detrás
de ella. Aparentando normalidad, siguió
caminando muy despacio. Comprobó que tras unos minutos aún la seguía. Y de repente
viró hacia la izquierda, corriendo hacía el desconocido y lanzándose sobre él,
que sorprendido se había quedado petrificado. Sentándose a horcajadas sobre él,
sacó el cuchillo que llevaba oculto y lo colocó sobre su cuello. Fue entonces
cuando le vio la cara.
- ¡Tú! – Era Joseph, primogénito de Lord Rosby de Stokeworth -
¿Porqué me estás siguiendo imbécil? – dijo apretando el cuchillo. Un hilillo de
sangre comenzó a aparecer en su cuello.
- Ahh... No os estaba siguiendo...yo...
- ¡Habla o te dejo eunuco! – dijo al tiempo que le daba un
rodillazo en la entrepierna. Joseph comenzó a chillar y le tapó la boca con la
mano. Le dio un puñetazo en la nariz. Volvió a taparle la boca.
- ¡Ahh! – se quejó de nuevo.
- H-a-b-l-a – dijo deletreándole la palabra a un centímetro de
su cara. Joseph la miraba asustado. Asintió y le quitó la mano de boca.
- Fui...fui...a buscaros... mi reina...para... vos y yo...
- Sigue – dijo calmadamente.
- ...seguí mi camino, pero... os vi saliendo...
- ¿Saliendo de donde? – El corazón se le había detenido. Se
levantó y dejó que Joseph se incorporará.
- No diré nada, os lo juro – dijo suplicando.
- ¿Me dais vuestra palabra? – dijo guardando el cuchillo.
Joseph le dedicó una pequeña sonrisa.
- Existo para complaceros. – Se acercó a él.
- Será nuestro secreto – dijo susurrándole al oído y
mordiéndole el lóbulo de la oreja. Lo dejó con una sonrisa en la cara y se fue
en dirección a su tienda.
Desde
el cielo tenía una perspectiva estupenda del campo de batalla. Orys había
situado al ejército frente a la impresionante fortaleza, Bastión de Tormenta,
hogar de Argilac. Rhaenys volaba a su lado y mirada preocupada hacía abajo.
Orys
ordenó a las catapultas que cargaran. Soltaron una primera carga que cayó sobre
la ciudad. Se oyeron gritos en la distancia. Sonó el cuerno que anunciaba su
momento. Espoleó a Vhagar y se lanzó en un vuelo frenético hacia la ciudad.
Rhaenys la seguía.
Sobrevolaron
sobre la ciudad lanzando el fuego abrasador de los dragones por todos lados. La
gente gritaba y Visenya reía mientras tanto. Se lo estaba pasando en grande.
Les llegó una lluvia de flechas. Subieron aún más, fuera del alcance de los
arqueros. De pronto el cielo se llenó de nubes y una gran tormenta comenzó a
caer sobre ellos. “Bastión de Tormentas”, que irónico. La lluvia había comenzado
a apagar los fuegos ¡Maldita sea!
Oyeron
el sonido de las campanas de la ciudad. Las grandes puertas se abrieron y el
ejército comenzó a salir. A simple vista parecía que los sobrepasaban 2 a 1. ¿Qué
estaba haciendo Argilac? ¿Acaso estaba tonto? Miró a Rhaenys con cara de
sorpresa. Esta le devolvió un encogimiento de hombros. Estaba tan perpleja como
ella. ¿Porqué salir cuando te protegen las murallas? Tener mayor número de
soldados no era una excusa para abandonar un lugar seguro. Era la primera
regla.
Orys
vio la oportunidad tan pronto como ellas. Hizo sonar los cuernos y se lanzaron contra
el ejército defensor.
Los dos ejércitos chocaron y el caos se apoderó del campo
de batalla. Sobrevolaban el campo de batalla lanzando fuego a la menor oportunidad.
El
barro entorpecía la caballería de Orys. La avanzada de Argilac los estaba
haciendo retroceder. Vio sorprendida como rompían la formación de la primera
fila de Orys. Con rapidez bajó en picado y se situó en medio de los dos
ejércitos. Sacó su espada y gritó: “¡¡DRACARYS DRACARYS!!” Vhagar soltó su
mortífero aliento sobre los ponientis. De pronto, divisó a Argilac a unos
metros de ella. “¡RAVANKEEN!”. Vhagar obedeció y coleteando la cola como si de
un látigo se tratase hizo caer a Argilac del caballo.
Una
lanza rozó el costado de Vhagar y este, rugiendo se volvió hacia su atacante. Una
docena de lanceros los atacaba. Se deshizo de ellos a base de fuego, coletazos
y espadazos.
Volvió
la vista y vio como Orys y Argilac estaban enfrascados en combate. Argilac con
espada y Orys con su habitual hacha. Intercambiaron fuertes golpes, espadazos,
hachazos, empujones. Todo valía en un combate real. Sin embargo, fue el hacha
de acero valyrio de Orys, la que atravesó el casco y la cabeza de Argilac.
Giró
la cabeza y lo vio. Saltó del dragón y llegó hasta él. Le sonrió al verla y
ella le correspondió hundiéndole la espada en el estómago. La mirada
sorprendida de Joseph dio paso a una mirada de comprensión. Sacó la espada y lo
empujó de espaldas al suelo. Miró alrededor cerciorándose que nadie la había
visto.
Llegó
hasta Orys, abriéndose camino a golpe de espada.
- Hemos ganado mi reina – dijo sonriéndole. – La batalla es
nuestra.
"The battle is over... we have won!"
ResponderEliminarLa última frase me ha recordado a ese momento, empiezo a creer que estoy obsesionada xD
Esta Visenya como se las gasta, desde luego no tiene ni un pelo de tonta. Mejor no meterse con ella, jajaja.
Tengo ganas de seguir viendo cositas de Bastión, lo que pasará con Argella y eso, ains *3* Me chifla la historia Baratheónica.
Gracias por pasarte ^^
EliminarPues no lo hecho intencionadamente, pero ahora que lo dices que si se parece jajaj
Visenya no deja cabo sin atar xD
Las malotas molan, jejeje. Dracarys!
ResponderEliminarY nuevo vocablo valyrio: RAVANKEEN jajaja
EliminarQue mala la vysenia la mataria con mis propias manos saludos María soy mayte gran capítulo ;)
ResponderEliminarjajaja Gracias por pasar ^^
EliminarLo de morderse el labio al principio me ha hecho soltar una buena carcajada, ¿por qué será? jajaja :P Vaya con la Visenya, si es que hay que reconocer que pese a lo mala que es, la muy lista sabe cómo defenderse y conseguir lo que quiere...
ResponderEliminarMuy buen capítulo Kahlan, y respecto a la última frase, a mí también me ha recordado al momentazo final de la batalla de Aguasnegras :P
Besos
Lo de morderse el labio lo tenía que poner en algún momento jajaja
EliminarVisenya mola jaja
Es que Tywin tiene unas frases que no se olvidan así como así xD
Eliminarjoder con Visenya, menuda está hecha. no deja pasar ni una
ResponderEliminarLe sale todo a pedir de boca xD
EliminarHola, mi nombre es Karina, me recomendaron tu blog en una comunidad de Google+, y la verdad te digo, me ha encantado! ya me lei todos los capítulos, por favor segui escribiendo, por que lo haces muy bien. Saludos desde Argentina!
ResponderEliminarMuchísimas gracias ^^ No sabes lo feliz que me hace que te esté gustado la historia. Y gracias por comentar, pues es la única forma que tengo de saber si la historia está gustando o no. Saludos ^^
EliminarVisenya es un bicho malo; es cierto que los antiheroes tienen mucho tirón y este además (el de ella) está tan bien dibujado que es como si la vieras al leer. Que ya había leído el capítulo, pero desde el I-phone no se puede comentar, así que he entrado para decir esto y que leerte es un regalo. Esperando el siguiente con ganas.
ResponderEliminarCristina.
Muchísimas gracias. Me alegra de que te esté gustando el fanfic, y bueno, sobre Visenya....bueno pues los malos siempre gustan jaja
EliminarAntihéroe, con tilde en la e ;). Pongo otro comentario para corregir la falta, no quería borrar el ya escrito pero me dolían los ojos de ver la falta de ortografía.
ResponderEliminarY ya de paso te digo: ¡Gracias! Que no te lo había dicho. Beso.
Cristina
«Y desde luego también se montar ciervos» Orys Baratheon no tenía como emblema un venado (que no un ciervo). Tanto el venado como el lema «Nuestra es la furia» pertenecen a la casa Durrendon, Orys mantuvo ambos vinculados a los Baratheon tras desposarse con Argella.
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