Aegon
Mierda.
¿Qué demonios he hecho?...Rhaenys... Podía notar el aliento agitado de Visenya
en su oído y su mano en su pecho. Ambos yacían desnudos en el suelo de su
tienda. Con mucha fuerza de voluntad se levantó en busca de su ropa. Visenya
suspiró.
- Veo que se acabó la diversión – comentó estirando los brazos.