Aegon
Intentó
encender la antorcha de nuevo. Nada. Volvió a apagarse. La lluvia torrencial y
el viento hacían imposible que la llama prendiese. Alzó la mirada y observó
como los tres sacerdotes presentes lanzaban un suspiro de amargura. Soltó una
maldición en voz baja.
Se
habían reunido en la orilla del Aguasnegras para enterrar a su primo Daemon. Visenya
había logrado lo imposible, convertir una derrota aplastante en una victoria
rotunda. Sin embargo, no había evitado la muerte de su primo y de la
tercera parte de la flota. ¡Una maldita estocada por la espalda! La muerte dada
por los cobardes. Apretó los dientes.
Su muerte no había sido vengada y por
ello los Dioses lloraban, impidiendo que el entierro trascurriese como debía
ser. O eso es lo que decían los sacerdotes. ¿Qué querían que hiciese él? ¿Que
masacra a los Arryn y destruyera su recién adquirida alianza? Pues no. Había
cosas más importantes que las estúpidas supersticiones. Él no era realmente
creyente, pero su pueblo si lo era. Así, que esta lluvia era un impedimento, y
un recordatorio de que no había hecho lo que debía.
Según
las costumbres funerarias valyrias. El cuerpo del fallecido debía ser colocado
en una pira funeraria hecha con troncos de árbol. Tras recitar las plegarias
correspondientes su familiar más cercano, en ese caso él, debía encender la
pira con la antorcha ceremonial. ¡Pero la maldita antorcha no encendía! Las
lluvias habían durado dos días y había retrasado el funeral todo lo posible,
pero el cielo no parecía darle una tregua y no podía estar esperando
eternamente.
Con
un gruñido tiró la antorcha ceremonial al suelo. Un murmullo surgió de los
presentes. Con todas sus fuerzas. Gritó “¡Balerion!”.
Un rugido les llegó desde el otro lado del campamento. Los
presentes ahogaron un grito cuando el enorme dragón negro se dirigía a toda
velocidad hacia el claro frente a la pira. Todos, menos sus hermanas,
retrocedieron asustados al ver aterrizar al dragón. Uno de los sacerdotes, en
su retroceso, pisó su capa y cayó de culo al suelo; arrastrando consigo a dos
caballeros que intentaron sujetarlo. Acabaron cubiertos de barro. Visenya no
pudo contener las carcajadas. La miró frunciendo el ceño. Ese no era el modo de
comportarse en un funeral. Aunque se le
escapó una sonrisa al observar como estaba doblada por la cintura intentando
controlar las risas. Rhaenys mantenía la cabeza baja. Volvió a adaptar una
expresión adusta cuando el sacerdote “embarrado” se acercó a él.
- Mi rey – dijo en voz baja – esta no es la forma de proceder.
Así no...
- La lluvia no nos dejará hacerlo de la forma tradicional,
sacerdote Jason – le interrumpió.
- Pero...el fuego debe ser calmado y pausado, como su viaje al
más allá. Los Dioses no aprueban esto.
- Pues que bajen y me lo digan – Le dirigió una mirada y el
sacerdote retrocedió a su sitio.
Sacó
su espada, y dirigiéndola hacia la pira, dijo “Dracarys”. Balerion escupió su
fuego abrasador, convirtiendo a su primo y a la pira en una enorme bola de
fuego.
Una
vez que el fuego se extinguió y Daemon fue reducido a cenizas volvieron al
centro del campamento. Había ordenado que dispusieran de unas mesas para que
sus hombres pudiesen celebrar por el alma de su primo, pero tal y como estaba
el tiempo, los soldados se limitaron a recoger algo de comida y bebida para
degustarlas en sus tiendas. Sólo Visenya lo acompañó a su tienda. ¿Dónde estaba
Rhaenys? Miró alrededor pero no la vio. Sacudió la cabeza. No quería pensar en
ella. Ella había decidido hacerle el vacío. Contadas eras las palabras que
había cruzado con ella en aquella semana. Bueno, pues si eso es lo que quería,
que así fuese. Estaba cansado de arrastrase pidiendo su perdón.
Su
hermana se sentó junto a él y comenzaron a comer en silencio. Miró a Visenya
por el rabillo del ojo. Qué distintas eran, pese a ser hermanas. Amaba a
Rhaenys, pero sería tan fácil estar con Visenya... Ella no se mostraba celosa,
ni intentaba cambiarlo. Además había demostrado con creces que era muy capaz de
liderar a un ejército y tomar la iniciativa por su cuenta. En ese momento el sacerdote
Jason pasó por delante. Con un pañuelo intentaba quitarse el barro. Visenya
comenzó a reírse de nuevo y él, en esta ocasión rió con ella. Se sentía
culpable, debería estar llorando la muerte de Daemon, pero la risa de Visenya
era contagiosa. Ella le agarró el brazo y continuó riendo apoyada en su hombro.
La miró de nuevo... “Sería tan fácil”- pensó.
Mola ^.^ aunque tengo la sensación de que Rhaenys no lo va a pasar muy bien...
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar ^^. Vienen tiempos duros para Visenya...
EliminarEste Aegon que fácil lo quiere todo, con tener a una mujer al lado que no le de preocupaciones ya se contenta, jajaja.
ResponderEliminarMe han encantado ese guiños que has puesto pensando en Athena y una servidora e.e
Y por supuesto me alegra que hayas vuelto a escribir ^^ Espero que la inspiración sea duradera.
Gracias por pasarte. Aegon no busca complicaciones...pero acaba metido en problemas siempre jajaja
EliminarQue mala la Visenia estoy segura que rahenys perdonara y volvera con su amado soy mayte
ResponderEliminarGracias por comentar ^^
EliminarAegon, el primer fruncidor de ceño, jaja. Como ha dicho Elora, gracias por esos guiños. Y por un nuevo capítulo. A por el siguiente :)
ResponderEliminarGracias por comentar. Tenía que rendir homenaje a esas grandes frases xD
EliminarMe ha gustado mucho mucho, incluyendo vuestro "frunció el ceño".
ResponderEliminarQue pena que tenga que perder Rahenys, pero así es el amor.
Felicidades. Gracias.
Cristina.
¡¡Muchas gracias!! Aún tienen que pasar muchas cosas ^^
EliminarLo de "fruncir el ceño" es ya todo un clásico, jajaja :P Pobrecita Rhaenys, y vaya con Aegon que quiere todo lo más fácil del mundo, aunque bien debería saber él que con dos esposas tan distintas enfrentadas, no le espera nada bueno xD
ResponderEliminarMuy buen capítulo Kahlan, sigue así! ;)
Gracias por comentar Vin. ^^ Me alegro de que te haya gustado.
EliminarAh que pena lo de su primo, pues a estas alturas creo que es más compatible Visenya y Aegon, parece que Rhaenys está delegada a segundo lugar al menos por ahora. Me gustó al parte de como encienden la pira. Besotes Kahlan. ^^
ResponderEliminarGracias por comentar ^^.
EliminarEstuve pensando bastante tiempo en como hacer el entierro, y creo que esta forma encajaría bastante bien con las costumbres valyrias.
jjejej, muy bueno lo de recurrir al dragón para encender la pira. La escena del monje cayendose una pincelada de humor muy acertada. Genial como siempre.besos
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias! Me alegro de que te haya gustado ese toque de humor.
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