viernes, 9 de noviembre de 2012

Capítulo 10


Rhaenys


-  ¡Es suficiente! -  dijo su hermano secamente, levantándose y tirando a Visenya a la cama – Deja de comportarte como una ramera.

      ¡Dios mío! ¿Dónde se había metido? Su hermano estaba loco ¿Cómo podía haberle hecho esto? Casarse con ambas a la vez…se moría de vergüenza solo con suponer lo que estarían pensando los demás en ese preciso momento. La boda había sido una pesadilla…


-  Bueno, bueno… - dijo Visenya levantándose – tampoco hace falta que te pongas así.

-  ¿Por qué no dejas de actuar? – gritó su hermano enfadado – ¿crees que todos estamos disponibles para tus jueguecitos? Tenemos a los reyes de Poniente en el castillo y lo único que te preocupa son tus absurdas seducciones, ¿acaso quieres dejar a nuestra familia en ridículo?

-  Solo quería un poco de diversión…

-  Sí, mira lo que ha conseguido tu maldita diversión… ¡Dioses! – Aegon se sentó en una silla muy enfadado.

      Al cabo de unas cuantas horas, ambas bajaron de la torre. Visenya se dirigió por el otro pasillo. Menudo día. Menuda pesadilla. Nunca debería haber vuelto a aquél castillo de locos. Su hermana…su hermana es una furcia y su hermano un patán. ¿Cómo podía haber estado tan ciega? Y ahora estaba ligada a ellos dos, quisiera o no, para el resto de su vida. Tan ensimismada iba, que no escuchó que la llamaban.

-   ¡Su majestad! Lady Rhaenys… - Se volvió, allí estaba su primo Daemon.

- Ser Daemon… ¡Hola!

- Todavía no soy Ser, mi señora – dijo inclinándose y besándole la mano – Siento importunaros, pero no había tenido la ocasión de presentarme formalmente – Daemon había llegado a Rocadragón después de que ella se marchara a Las Ciudades Libres.

-  No se preocupe… Ser… ¿Cómo debo llamaros?...- dijo titubeando.

- Daemon, mi señora – dijo con una amplia sonrisa.

- Eh…venía a por un poco de comida a la cocina, así que si me disculpa…

-  La acompaño mi señora – dijo ofreciéndole el brazo – No son buenas horas para vagabundear por el castillo, mi señora.

-  Como quiera – Parecía que no iba a poder deshacerse de él tan fácilmente.

      Llegaron a la cocina, y fingió comer un poco mientras Daemon no paraba de hablar sobre lo fantástica que había sido la ceremonia y con el gran banquete que había disfrutado.Terminó de comer y dejó que la acompañase hasta el pie de la escalera de la torre de su hermano.

-    Gracias, Daemon, pero hasta aquí será suficiente.

-  Por supuesto, mi señora, ha sido un placer – dijo haciendo una pequeña reverencia, marchándose.

     Esperó hasta que sus pasos se perdieron y se dirigió por fin a su habitación. Rezaba para no encontrarse con nadie más. Así, en lugar de dirigirse por el vestíbulo principal, salió al jardín y aprovechando un camino natural tras los setos se encaminó a su torre. ¡Pues no! Al parecer aquél no era su día. Se oían voces de dos hombres en la parte más oscura del jardín. Pisó una rama quebradiza. Chas

-  ¡Ha oído eso! – dijo susurrando una voz…

-  No he oído nada – dijo la segunda voz, mucho más autoritaria – entonces dime, ¿por qué no ha venido? ¡Habíamos quedado en que vendría! – Se escuchaba forcejeo.

-  Ya se lo he dicho, su majestad, mi rey se encontraba indispuesto.

-  Un cobarde, eso es lo que es, díselo de mi parte; y dile que todo se ha estropeado por su culpa, era la oportunidad perfecta y la hemos dejado pasar. Dile que ¡se acabó! Entendido…ehh…entendido…

-  Sí, mi señor…aghh...me hace daño…

      ¡Los malditos arbustos no  le dejaban ver! Se agachó y consiguió arrastrarse un par de metros, para poder ver por un pequeño hueco. Vislumbró a dos hombres. Uno tenía agarrado a otro por el cuello. Reconoció al primero de inmediato. Era Lord Argilac Durrendon, Rey de las Tierras de la Tormenta. Al otro no lo conocía, pero reconocía el emblema: una mano verde  sobre fondo blanco. Los Gardener de Altojardín. Lord Argilac empujó a su “amigo” y se marchó. Este lo hizo por el lado contrario.


      ¿Qué demonios estaba pasando? Hablaban de una conspiración, de eso estaba segura, y su instinto le decía que su hermano era el centro. Debía hablar inmediatamente con él. Esto estaba más allá de sus sentimientos, era una cuestión de familia. Echó a correr por donde había venido. Llegó resollando a la habitación de su hermano.


-  ¡Aegon! – dijo tocando suavemente la puerta - ¡Aegon! - Su hermano abrió la puerta, semidesnudo de cintura para arriba y somnoliento.

-  ¿Rhaenys? ¿qué ocurre? – se fijó en su vestido manchado - ¿Qué te ha pasado? – El sueño se había esfumado de su cara.

-  Déjame entrar.

     Su hermano cerró la puerta y se sentó junto a ella en la mesa. Se lo contó todo. Aceptaba sus palabras con breves asentamientos de cabeza.

-  Algo así me imaginaba – dijo totalmente calmado – Tengo espías que los vigilan a ambos hace años, y en estos últimos meses se han mandado más cuervos que en los últimos dos años.

-  Padre sabía que…

-  No, padre no sabía nada, era muy ingenuo para estas cosas – Se revolvió el pelo. La miró fijamente a los ojos ¡Cómo le encantaban sus ojos! – Pero jamás pensé que se atrevieran a intentar algo en una boda - añadió.

-  ¿Qué vamos a hacer?

-  Nada…no han hecho nada – Se levantó y salió al balcón.

     Rhaenys se levantó y lo siguió fuera.

-  Fuego y sangre…- dijo su hermano tomándola de la mano. Tenía la mirada perdida en el horizonte.

-   Fuego y sangre… - repitió ella recogiendo su mano.


12 comentarios:

  1. Ya empiezan las intrigas palaciegas :P

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  2. muy bueno besos guapa soy Mayte

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  3. Jajja que lío armaron casándose los 3, pues ahora me queda la duda, que estarán tramando, creo que se avecina un intento de derrocamiento, a ver que hacen este trío para solucionar las cosas y que no les quiten la corona. ^^ Gracias Kahlan.

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    1. jejeje ya se verá que pasa xD ;) Gracias a ti por comentar ;)

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  4. Bien bien, comienzan las intrigas, me gusta :P jajaja

    Gracias Kahlan por otro capítulo! Esperaremos ansiosas al próximo ;)

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  5. traiciones e intrigas, no podian faltar. genial Khalan!!!!

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  6. Un apunte: según tengo entendido, en los encaminamientos los invitados lo veían todo. Así que deberían hacer un trío a la fuerza.

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    1. Bueno, esto es Poniente. GRR Martin nunca ha hablado nada de que la gente se quedara a ver el espectáculo. El único ritual que hay es el de desvestir a los novios de camino a la alcoba. De todas formas, Aegon tampoco es de Poniente, y nada sabemos de las antiguas costumbres valyrias.

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